Primer Domingo de Cuaresma. Introito.
1.Preámbulo: el Salmo 90 en el propio del Primer Domingo de Cuaresma (texto y formas).
Antes de entrar en el introito, es bueno mirar en su conjunto el propio de este Domingo I de Cuaresma. Es propiamente este Domingo el que tradicionalmente abre con toda solemnidad y sentido la Cuaresma.
Todo está centrado en Cristo tentado y vencedor de la tentación, en la proclamación de San Mateo, según toda la Tradición. [se puede elegir todos los años; es obligatoria en el ciclo A y cuando hay inscripción del nombre según el RICA; por otra parte es un sin sentido leer la versión de Marcos; el que se ponga en el ciclo B muestra la muy cuestionada inclinación a hacer de la liturgia una enseñanza de biblistas].
Si se mira todo el propio impresiona de entrada que todo (introito, gradual, tracto, ofertorio, comunión) está tomado del salmo 90, incluso con repeticiones de textos. La Santa Iglesia en su meditación secular este Domingo toma, retoma, rumia el Salmo 90, incluso repitiendo pasajes. [De modo semejante a como el S.24 es tomado de diversas formas en el Domingo I de Adviento, así aquí en el I Domingo de Cuaresma con el S.90]
Es también una óptima muestra de las formas de la oración y meditación de la Iiturgia romana, porque en cada momento de la celebración varia la forma, según un modelo de todo el canto litúrgico gregoriano.
Como aquí no podemos extendernos, invito encarecidamente a quien quiera hacer una contemplación y profundización a mirar los textos y escucharlos cantar en gregoriano, para tener una mínima experiencia de lo que es el canto litúrgico y qué significa que el canto gregoriano es el propio de la liturgia romana.
El introito está en boca de Dios que le habla a Cristo en la prueba (lo analizamos enseguida).
El Gradual es el canto entre las lectura. El Gradual no recita tantos versículos de un salmo, como el salmo responsorial, sino que elige algunos versículos y los proclama lentamente, con largas sucesiones de notas (melisma), para meditar y rumiar la Palabra, de modo que sea ella la que entre y dirija la mente, el corazón.
En este caso el Gradual toma el Sal.90, 11 (a sus ángeles ha dado órdenes, para que te guarden en tus caminos). Y sigue con el v.12 (te llevarán en sus manos para que tu pie nunca tropiece en la piedra).
Es el texto que el Demonio usa para justificar la segunda tentación; pero aquí es dicho por Dios a su Hijo y Mesías, para que venza en la prueba, en la tentación.
Como corresponde al Gradual la forma de proclamar esta palabra es en estilo melismático (es decir con muchas notas para una sílaba). Este estilo es el apropiado para la meditación con tiempo de la palabra proclamada.
Sigue el Tractus. El tractus se canta en lugar del aleluia. Pero para entenderlo hay que comprender que el aleluia en el canto litúrgico romano no es una aclamación para movernos un poco mientras nos ponemos de pie, sino que es un rito en sí mismo de recibir al mismo Cristo, Verbo de Dios. El aleluia no quiere ‘animar’ la celebración, sino llevarnos al profundo silencio en que escuchar la única Palabra, Jesucristo.
De modo semejante el Tractus es una larga meditación en estilo melismático, para rumiar la Palabra de Dios y estar en total silencio ante Cristo-Evangelio.
En este Domingo el Tractus es de las piezas más largas del repertorio gregoriano (puede durar 20 minutos!). Toma casi todo el Salmo 90. v.1.2; 3.4.5.6.7. 11.12.13.14.15.16.
Notar que v-15-16 forman parte del introito, pero aquí con el versículo 16 completo: lo colmaré de largos días y le haré ver mi salvación. Queda completada la visión de la victoria.
El Offertorium retoma el v. 4 (te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas de refugiarás [esperarás], como un escudo te rodeará su fidelidad). Aquí, como corresponde a los cantos que acompañan acciones (introito, ofertorio, comunión), la forma es neumática [o ‘semiornata’ en italiano]. Normalmente es una nota para cada sílaba, pero con las excepciones necesarias para destacar la sílaba o palabra que se quiere acentuar o meditar más.
La Communio para nuestro asombro, según los criterios modernos, tiene el mismo texto que el Offetorium (s 90,4). El estilo es también neumático. Es un ejemplo para escuchar ambos pasajes, con el mismo texto, y ver cómo los neumas (conjunto de pocas notas para una sílaba), y la expresión de la ‘melodía’ es fruto de una lectio y ruminatio (rumiar) diferente de la Palabra de Dios.
Compárese con la proclamación del mismo v.4 en el Tracto, en estilo melismático (muchas notas para una misma sílaba).
El v. 1 está como v. del introito, entonces en estilo silábico (o simple), una nota para cada sílaba (en un caso dos). Compárese con el mismo v. 1 en el comienzo del Tracto.
Para quien quiera hacer la profundización de estos textos y de su proclamación y meditación en el canto de la liturgia romana, pongo enlaces.
Gradual Angelis suis: https://www.youtube.com/watch?v=yGIJdxJeXaY
Tracto: Qui hábitat: https://www.youtube.com/watch?v=rUEfcgB08C8
Offertorium: Scapulis suis: https://www.youtube.com/watch?v=hqFeq2Z0MdU
Communio: Scapulis suis: https://www.youtube.com/watch?v=bp522bsRseM
2. El introito Invocabit me del I Domingo de Cuaresma.
Antes que nada hay que notar, quién habla y de quién habla. En el versículo elegido Invocabit me (me invocará), quien habla es Dios, el Padre: a mí me invocará.
¿De quién habla? Invocabit el sujeto que invocará, en la aplicación y meditación de este introito, es a Jesús, probado y tentado. ¿quién me invocará? Jesús. ¿a quién invocará? a Dios su Padre.
Luego sigue la obra del Padre para con aquel que lo invocó: su Hijo y Siervo, Jesús.
Él promete su fidelidad: y yo lo escucharé. Escuchar es responder a la oración de súplica. El latín, como el castellano, no necesita poner el pronombre personal – ego, yo – si lo pone es por énfasis, ciertamente yo lo escucharé.
¿Cuál es la eficacia de esta escucha? Lo libraré. Dios afirma con certeza la liberación del probado y tentado, que lo invoca, Jesucristo, que será liberado.
Lo glorificaré. Es más que la liberación. Es la glorificación del Siervo de Yavé, probado y tentado, que ha puesto su única confianza en Dios, su Padre, y por eso lo ha invocado.
Liberación y glorificación dan, pues, un sentido pascual a la tentación y la prueba. Desde el comienzo de la Cuaresma, la prueba, la pasión y la cruz, están en la luz de la promesa cierta de la glorificación.
Lo colmaré de largos días. La glorificación anunciada e una glorificación eterna.
Nótese que aquí no se agrega el último tramo del versículo (y le haré ver mi salvación), para que todo culmine en la plenitud de una ‘largueza’ de largos días, en una eternidad.
Apuntemos a algunos énfasis de la oración gregoriana, podemos ver “ego exaudiam”. Luego se destaca glorificabo eum, por la largura del melisma, la altura de la nota – la máxima del introito -. En longitudine dierum adimplebo eum.
El latín al poder poner el complemento directo al final de cada frase – eum -¸ da un énfasis especial al receptor de la obra de Dios: escucharé a él; libraré a él; glorificaré a él; en plenitud de días lo colmaré a él. También cada frase descansa en él, cantado con piedad.
El v. es el primero del salmo. El texto latino el cobijarse en Dios: al amparo del Altísimo, in protectione (castellano: a la sombra) Dei coeli.
La elección del v. 1, puede ser debida a la proclamación de la ayuda y protección de Dios. Pero téngase en cuenta que es frecuente empezar con el v.1, porque se podía ir recitando el salmo – repitiendo la antífona – todos los versículo necesarios para la procesión de ingreso.
De todas formas, el v. del Introito reenvía al Tracto en que se meditará casi todo el s.90, comenzando con este versículo 1.
Con este introito queda nuevamente marcada la lectura cristológica de las tentaciones, su núcleo central que es la relación de obediencia y confianza de Jesús con el Padre.
El lugar central de la oración y el esperar todo de Dios.
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