La palabra de Jesús que escuchamos este domingo es terriblemente exigente. El Maestro no suaviza las cosas, porque rubrica el mandato de amar a los enemigos con estas palabras: "sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo".
La perfección, más aún, la perfección de Dios, es inalcanzable para nosotros; pero la perfección de Dios se manifiesta en su misericordia.
Quienes han experimentado la misericordia de Dios, aprenden a ser misericordiosos.
El amor a los enemigos tendrá una forma distinta al amor por las personas cercanas con quienes tenemos una relación de ternura y cariños; pero es posible.
Mi reflexión sobre el Evangelio de este domingo 19 de febrero de 2023, VII durante el año, ciclo A.
+ Heriberto, Obispo de Canelones.